¿Cómo desarrollaron su visión integral de la arquitectura con el ciudadano?

JP:
Quizás viene de nuestra trayectoria. Nosotros hemos trabajado 16 años en París donde el espacio público se usa y es para todos. Queremos introducir esta noción de generosidad del espacio público que también se logra desde lo privado.

S:
Porque la ciudad se construye de proyectos de vivienda, entonces cada proyecto puede aportar en borrar límites, crear espacios intermedios. Que, como peatones, no tengamos que caminar al lado de una serie de muros al infinito.

¿Cómo aplican esta filosofía, esta visión desde la ciudad, en un proyecto como Basadre?

JP:
Nosotros no estamos buscando cantidad, sino calidad. Si hemos ganado premios es por esa exigencia. Nosotros hacemos lo que nos hace mejorar como arquitectos. Cada proyecto es considerado como único. Comenzamos a construir dialogando mucho entre nosotros para encontrar cuál es el valor agregado que podemos dar a ese edificio.

S:
Para nosotros es muy importante el tema de la calidad. En este caso la vinculamos a producir un espacio intermedio de transición entre lo íntimo y lo exterior. El espacio de jardinera, que de vez en cuando se convierte en balcón o también en terraza, es trascendente porque media entre lo interior y lo exterior. Así sientes que estás más en una casa en altura que en una cajita cerrada. Ese espacio de mediación no es un muro ni un cristal templado sino que es más amplio, más generoso, y eso genera un efecto en el interior.

JP:
Además, buscamos siempre una calidad equivalente en los departamentos, no hay ningún departamento castigado. Queremos que cada situación ofrezca una experiencia increíble. Siempre buscamos que sean departamentos en los que nos gustaría vivir.